Aunque la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es inherente a la empresa,
recientemente se ha convertido en una nueva forma de gestión y de hacer negocios, en la
cual la empresa se ocupa de que sus operaciones sean sustentables en lo económico, lo
social y lo ambiental, reconociendo los intereses de los distintos grupos con los que se
relaciona y buscando la preservación del medio ambiente y la sustentabilidad de las
generaciones futuras. Es una visión de negocios que integra el respeto por las personas,
los valores éticos, la comunidad y el medioambiente con la gestión misma de la empresa,
independientemente de los productos o servicios que ésta ofrece, del sector al que
pertenece, de su tamaño o nacionalidad.
Líneas estratégicas:
La Responsabilidad Social Empresarial sólo se comprende reconociendo cuatro líneas o
ámbitos básicos y estratégicos que explican su presencia en toda actividad de la empresa.
Éstos a su vez incluyen sus respectivos subtemas que pueden variar de un país, de un
sector o de una empresa a otra. Estos son:
Ética y gobernabilidad empresarial.
Calidad de vida en la empresa (dimensión social del trabajo).
Vinculación y compromiso con la comunidad y su desarrollo.
Cuidado y preservación del medioambiente.
La responsabilidad social ambiental también puede entenderse como el compromiso que adquieren las compañías para preservar y cuidar el medio ambiente. El objetivo es evaluar todos los recursos naturales que la empresa utiliza para la creación de sus productos o servicios, por ejemplo el agua, la energía eléctrica o las materias primas que se utilizan para el embalaje, entre otros.
Por eso, resulta fundamental concienciarnos y concienciar a los que nos rodean de la importancia de los pequeños gestos y acciones cotidianas, los cuales, pese a que en apariencia pasan desapercibidos, a largo plazo adquieren un papel importante.
En nuestras manos está aplicar y enseñar a las siguientes generaciones a reciclar, a utilizar menos papel, a llevar bolsas de tela al supermercado, entre otras acciones, pues nuestro ejemplo es sin duda la mejor referencia.
Y si estas buenas prácticas las trasladamos al sector empresarial, nos encontramos con las políticas de responsabilidad social ambiental, que son su manual de actuación para cuidar el planeta
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